La cultura del vacío y la estética japonesa, su influencia en occidente:
A los japoneses les gusta mucho contemplar la naturaleza, apreciar los detalles y observar con atención como si miraras las cosas por primera vez. Hay que vaciarse para llegar a la conexión, se trata de valorar cada instante como algo nuevo y único. Tienen una estética creativa que es mejor cuanto mayor es el vínculo con la naturaleza. Tienen el “lujo” de una armonía cercana a la naturaleza.

En todo el arte y estética japonesa se aprecia siempre la poderosa influencia del budismo zen en el que la idea central es el vacío, la inmaterialidad. En el zen la forma es el vacío, el vacío es la forma. El círculo es vacío y plenitud, las cosas y el vacío entre ellas tienen el mismo valor. Cuando nos vaciamos nos llenamos del todo, reconocemos que estamos en un holograma en el cual cada punto del universo contiene a todos los otros puntos en él. La concepción zen tiene como consecuencias creativas la idea del centro vacío y una asimetría que sugiere movimiento en lo referente a la distribución del espacio. La asimetría al igual que el vacío transmite una idea de dinamismo, la idea de permitir que las energías fluyan libremente, sin trabas.

Los objetos no deben agolparse nunca sino al contrario deben crear espacios vacíos entre ellos que inviten al movimiento libre del cuerpo, que permitan a la mirada escaparse por puntos de fuga que den profundidad a la conciencia. El espacio se considera como elemento liberador, como receptáculo que nos permite llenarnos de vacío. Todos los muebles son bajos, creando una sensación de amplio volumen.

En las habitaciones japonesas los muebles deben ocupar el sitio justo y todo mueble debe tener su utilidad aunque en ocasiones esta únicamente sea la de ofrecer belleza. Todos los objetos creados están perfectamente definidos y tienen su función. Todo tiene una intención de uso. Se muestra la función a través de la forma y no hay ningún otro sentido.

El acto creativo del hombre consiste en resaltar la obra natural trabajándola lo mínimo y con gran respeto. Se trata de conservar la belleza natural y realzarla con tu propio espíritu. El valor de los materiales radica en la naturalidad, en mostrarlos tal cual son con su propia belleza natural. En la madera por ejemplo son valiosas las vetas visibles. En Japón el trabajo de la madera es muy laborioso, tanto en los muebles como en las cosas. El producto final siempre tiene una calidad, una fuerza y una duración máximas.

En Japón también se admira la belleza que nace del uso, son precisamente las muestras del uso lo que da carácter propio al objeto. Las heridas visibles de una obra de arte le reportan mayor dignidad y un rango más elevado. La madera envejecida no es bella por su apariencia sino porque tras ella hay toda una experiencia vital, como ocurre con las personas.

Para los japoneses el camino es la meta. Todo detalle ha sido objeto de una dedicación extrema, cualquier actividad denota un sentido de la ceremonia y de la belleza.

La cultura del vacío y la estética japonesa, su influencia en occidente:

La cultura del vacío y la estética japonesa, su influencia en occidente

El poder de sugestión de la cultura japonesa en el arte occidental entre los s. XIX y XX es innegable, pero no fue lo extraño y exótico lo que cautivó sino la simplicidad y sensibilidad con la naturaleza lo que se extendió intelectualmente por Europa. La visión del arte japonés conducía a la profundidad de sentimientos y a la inspiración poética.

Los artistas artesanos japoneses ofrecieron un paradigma al modernismo que volvió la mirada a la naturaleza inspirándose en la fuerza de los mundos orgánicos y recuperó también la importancia del trabajo artesano frente al trabajo en serie.

El exquisito gusto por lo sencillo y su amor por el vacío influyeron profundamente en el minimalismo occidental que surgió en EEUU en la década de los 60 y buscó la reducción de las formas hasta lo elemental, buscando la emoción a través de la mínima expresión. En decoración con el minimalismo prevalece la pureza y se da una gran importancia a la amplitud de los espacios.

Fue así Miles Van den Rohe quien dirigió en 1930 la Bauhaus, escuela que estableció los principios sobre los que se basaría la nueva Arquitectura Moderna, quien acuñó las famosas frases de “ menos es más “ y “ Dios esta en los detalles” conceptos que como hemos visto pertenecen a la esencia del arte japonés.

En Haiku-Futon nos hemos querido impregnar también de esta sensibilidad que invita a crear espacios nuevos donde el vacío cobra protagonismo, donde los muebles bajos, la ausencia de objetos y la simplicidad de ellos nos dejan disfrutar de una belleza que nos aporta paz y tranquilidad. La belleza del espacio libre, la belleza del vacío, donde nada falta y nada sobra, donde cada cosa esta justamente ahí para ofrecer lo necesario, su mejor función cargada de belleza. Ese es nuestro empeño y en ello trabajamos.

En occidente nos hemos rendido ante la idea de una sociedad del bienestar y en esa búsqueda del progreso hemos perdido la medida de las cosas, hemos creído que siempre el camino sería cuanto más mejor, y una vez alcanzado lo necesario nos hemos dedicado a acumular. Sin embargo el modelo se rompe, cada vez es más fácil ver que todo lo que nos sobra no solo no nos añade nada sino que nos quita. Por eso hoy cobra especial importancia entender que realmente menos es más y trabajar en esa dirección.

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